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La persecución de la pandemia:

¡Tener que ser útil! ¡Tener que ser feliz!

 

Camilo E. Ramírez

  

El encierro (el aislamiento y distanciamiento social) por la pandemia del Covid-19 muestra de una forma inédita, cómo el doble imperativo superyóico actual (¡Debes cumplir! ¡Debes gozar!) se intensifican en estos tiempos, aumentando aún más la sobrecarga, generando estrés, y en algunos casos, burnout.

Hay quienes en sus casas se sienten obligados a tener que cumplir con un ritual que se imponen, a fin de sentirse útiles y siempre… felices.

El psicoanálisis muestra que, efectivamente, no todo es, ni tiene que ser, útil, divertido y entretenido; que estar siempre ocupados no es necesariamente que la vida tenga vida (ejemplo de ello, el obsesivo) que no existe una equivalencia entre estar ocupados y habitar un sentido de vida; este último se relaciona más bien con el toque singular que cada uno coloca en cada cosa que se elige hacer. Donde lo que realiza y digamos da felicidad no es tanto la acumulación de pendientes y su cumplimiento, sino el elegir  -y por lo tanto perder lo que no se ha elegido realizar- aquello que posee un sentido singular para cada uno. Pasando de la calidad de vida (el mismo principio para todos) al de una vida cualificada (diferente de persona a persona) 

Por ello, la empresa y la escuela, así como las religiones, nunca entenderán ni mucho menos responderán por el sentido de cada sujeto, ello se conquista singularmente uno por uno.